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Prepararte o arriesgarte.

17 de julio, 2022

Cuando pensamos en emprender, muchas personas tienen prisa y cierta ansiedad por comenzar con la actividad de su emprendimiento. Existe por así decirlo, la sensación de que si no están en el mercado, no están emprendiendo. En realidad el emprendimiento, al igual que las guerras, empieza mucho antes que el primer disparo.

La preparación, el modelado de la solución que queremos llevar al mercado, y todo lo que tiene que ver con los procesos con los que vamos a aportar valor a nuestros futuros clientes, cuanto más y mejor definidos estén en el momento de salir al mercado, mayor posibilidad de éxito comercial vamos a tener.

 

Prepararte para emprender es sin duda una medida inteligente y necesaria. En primer lugar, porque mejora las probabilidades de éxito. Por medio de la preparación, el emprendedor se acerca al mercado de una forma controlada para validar, antes de llevar a cabo inversiones importantes, que su solución es aceptada por el público y que este, está dispuesto a pagar por ella. Se mejora el producto o el servicio, se ajustan los mensajes comerciales, se plantean acciones de difusión y comercialización para poder alcanzar el volumen de ventas que hará de la actividad emprendedora, una empresa viable. En definitiva, se prepara la obra, antes de salir a representarla al escenario.

 

Pero además, prepararse para emprender es la mejor forma de incorporar en nuestras habilidades y conocimientos la capacidad de llevar a cabo un proyecto empresarial, y es que muy posiblemente, por una causa o por otra, quien emprende una primera vez, lo hace en más ocasiones. Ya sea de forma paralela, complementaria, secuencial o cómo se tercie, es muy común y frecuente que si sabemos cómo hacerlo, vayamos viendo nuevas oportunidades de emprendimiento que nos motiven a continuar expandiendo nuestro espíritu emprendedor.

 

Piénsalo por un momento, las profesiones del emprendedor son varias, por un lado, la capacidad técnica relacionada con el producto o el servicio en el que se basa su solución, pero por otro lado, la capacidad de llevar a cabo una empresa que articules esa solución para hacérsela llegar a los clientes y la capacidad comercial para lograr las ventas necesarias para alimentar la empresa. Por medio de la preparación, uno se dota de los dos elementos que de “serie” no incorpora el emprendedor y que son tan relevantes en la ecuación como la capacidad técnica.

 

Y finalmente, la maravillosa ventaja de emprender por medio de la preparación es la gestión y el control del riego, porque… no nos engañemos, emprender implica riesgos, el más evidente es el económico, pero está también el coste social, el coste emocional o incluso el coste de oportunidad. Si por medio de la validación metodológica de nuestra solución podemos reducir al máximo esos riesgos, podremos preservar nuestros recursos, nuestras energías y la motivación para si por algún motivo el éxito comercial no llega, poder cambiar a una nueva solución con plenas capacidades para llevarla a cabo.